En este momento en el que el éxito en el control de la pandemia por la vacunación, se puede llamar masiva, la ya concretada recuperación del Producto Bruto Interno (PBI) y del empleo, no queda otro elemento más en evidencia por sus desajustes, que el tema de la inflación. Sin duda el control de la inflación tendrá un rol destacado en las prioridades del gobierno de los próximos meses.
La disyuntiva de aceptar un nivel inflacionario superior al que se preveía y al que se venía dando, frente al crecimiento del país y el desempleo, aparece discutido entre los principales analistas económicos. Entre ellos los que integran el equipo económico del gobierno y los de la oposición al gobierno tienen el relato en común. Definitivamente los hechos ya están corriendo. Ya no es sólo lo que se viene, sino lo que ya existe y en ese ámbito se han tomado algunas medidas a los efectos de incidir en los tres elementos señalados: La inflación, el crecimiento y el desempleo.
La realidad muestra siguientes hechos: una inflación aumentando y que parece llegar a dos dígitos prontamente, una país que terminó el año pasado creciendo y un desempleo que está llegando a sus mínimos históricos.
La pregunta es ¿Qué se hace para que baje la inflación, el país crezca a tasas superiores y que el desempleo siga bajando?
Es evidente que la inflación interanual viene creciendo en los últimos meses. Las causas están en una inflación importada en el contexto global, pero no sólo en este elemento porque por ejemplo la inflación en dólares superó el 14% interanual, casi el doble de la inflación EE.UU. A estos elementos internos hay que agregar la inflación importada, mayormente influenciada por los precios de los productos que Uruguay vende al mundo, por la incidencia del conflicto ruso-ucraniano y sus efectos en el valor del petróleo y la paralización de las vías de comercio por la nueva ola de Omicron en China, particularmente en la ciudad de Shanghai y Beijing.
¿Cuáles deberían ser las medidas a tomar? Tal vez, aunque no sea suficiente, una rebaja transitoria de impuestos de los bienes de consumo, no volcar al precio todo el aumento del barril de petróleo, siempre que la situación económica de ANCAP y las finanzas públicas lo permitan y finalmente aminorar la caída del dólar que encarece los precios en esa moneda de los productos transables internamente.
Una de las medidas que pueden ir contra la intención de la rebaja de la inflación es la indexación de salarios ya que no todos los rubros han tenido un beneficio extra de ingreso producto de los valores elevados de los commodities que el país produce: soja, carne, etc…
Las presiones sobre el Estado y sobre las empresas, seguramente harán, como ya se ha anunciado, se adelanten algunos aumentos de salarios, se corrijan a futuro los mismos por la alteración de la inflación prevista y finalmente todo esto empujará a la inflación en este caso de origen doméstico.
La gestión de estos factores y de la agenda de cambios estructurales necesarios dependerá el grado de resiliencia de la economía uruguaya frente a los avatares de una instabilidad externa esperada.